Creo que no te conté. La bofetada que me dieron supuso salir disparada desde la puerta de entrada hasta las escaleras. Alli me acurruqué sobre mis rodillas para llorar.
No quiero llenar mi vida de ésto, me siento lejos, muy lejos de mi cuerpo.
Tengo temores.
Las campanas gritan en éste momento.
Lejos de aqui fui Diosa de mi Templo, habitación, cuarto, dormitorio. Mi espacio entre las rocas. Obligada a callar excepto cuando me pregunten.
Dios dímelo, ¿debo olvidar?
Me siento vieja y con sueño.
Suspiro…. y no me quejo.